La protesta es un derecho
humano amparado por nuestra Constitución, y al mismo tiempo, una de las
manifestaciones sociales más antiguas en que un conglomerado hace notar su
descontento por alguna injusticia. Se podría decir, por lo tanto, que la
protesta es un concepto que nace en conjunto con la noción de justicia en la
historia del hombre.
Ahora bien, el gran paso del
siglo XX fue la consecución de objetivos cruciales para el avance de los
derechos humanos en el mundo a través de la protesta pacífica, sin derramar
sangre, sin porte de armas, pero con la firme contundencia de las convicciones.
La acción y campaña de Gandhi en 1940
por la liberación de India y Pakistán es uno de los ejemplos más claros.
Con el paso de las décadas,
la historia ha demostrado que la humanidad no se cansa de presentar nuevas vías
para protestar ante la injusticia con creatividad, imaginación e inteligencia
y, lo más importante, sin violencia.
Así, en nuestro liceo,
seguimos protestando por la firma del contrato colectivo digno, donde se nos
reivindique nuestro salario y prestaciones, donde se nos respete como los
formadores de todos los profesionales que tiene este país; donde ser docente
sea digno de orgullo y respeto y no que se nos mire con desdén.
Por eso, la protesta sigue
en nuestro liceo pero de manera activa, trabajando por nuestro espacio, por los
estudiantes, por seguir mejorando al ser humano que Dios nos puso en el camino
para orientar y formar pero también por nuestras familias que dependen de un
paupérrimo sueldo disociado de la realidad que vivimos ante la
especulación producto de la inflación que nos arrolla diariamente a todos.
Sigamos construyendo caminos
de esperanza, caminos de triunfos pero de manera digna, así que, sigamos
protestando, colegas.
Jorge Iglesias
Este blog no se hace responsable por los conceptos
emitidos en este artículo, los mismos son responsabilidad de su autor.
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