Desde que
ingresamos a la Carrera hemos reflexionado en torno al rol docente, abordándolo
y dialogando sobre él, entendiéndolo como un compromiso, como una hermosa
misión donde el docente debe tomar conciencia de su labor, debido a que es
fundamental para toda la sociedad. Pues creemos que gracias a la
educación surgen todos los cambios sociales que se pueden y deben
realizar, para la formación de cada persona que conforma la sociedad que
compartimos.
La importancia recae en que cada una de las
palabras y actitudes que realiza el docente, intervienen en la formación del
sujeto, incidiendo de manera negativa o positivamente, es por esto que
consideramos relevante para el rol docente, el creer en las capacidades,
habilidades, potencialidades del otro y por sobre todo en la valoración de la
diversidad. Pues el hecho de confiar en el estudiante, promueve su confianza,
autonomía y legitimidad, lo que se traduce finalmente en consecuencias
positivas en el desarrollo del individuo. Pensamos que para lograr un trabajo
óptimo, es necesario realizarlo en conjunto con la familia, a la vez, el
docente debe dar un espacio en donde se genere la confianza por medio de la
democracia, diálogo e interacción, es decir, un ambiente físico y
emocional óptimo.
Es significativo en el rol docente, el potenciar
las capacidades y habilidades no tanto cognitivas del estudiante, sino que a la
vez, dar lugar a la socialización, adaptación, cumplimiento de roles e
interacción dentro de su entorno, lo que condiciona un clima afectivo
favorable, lo que conlleva a un aprendizaje integral.
Es fundamental utilizar una metodología basada en
el amor y el diálogo, estableciendo vínculos, empatía, respeto, reconociendo y
valorando las emociones individuales y del grupo. Se deben evitar los
prejuicios, los cuales nos limitan frente al poder crear, ya sea nuevas
metodologías y aprendizajes satisfactorios.
Es
indispensable el observar no tan sólo lo cognitivo, como tareas, dibujos,
palabras escritas, sino más bien las actitudes corporales, expresividad y
estados anímicos que manifiesta el estudiante para tomar medidas adecuadas
frente a posibles consecuencias negativas, que pueden repercutir en el
desarrollo y aprendizaje.
Todo esto
y más es labor del docente, un ser llamado a formar y transformar. Si todo esto
es cierto, ¿por qué no se nos dá nuestro lugar, por qué no se nos respeta con
un trato justo y acorde a la labor tan ardua que nos dan, POR QUÉ no se nos da
un SUELDO digno de quien forma a TODOS los profesionales?
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