¿Se pueden proclamar las libertades de la
República y al tiempo erigirse como un rey autócrata o un déspota, al estilo de las
monarquías del Oriente helenístico, que aquellos romanos conocían tan bien? ¿Se
puede invocar la legitimidad del pueblo y a la vez imponerse a su voluntad con
métodos dictatoriales? ¿Es lícito recurrir al pan y circo para distraer a ese pueblo
e ignorar su opinión?
Fuente: www.elmundo.es (2014)
Respondámonos en
silencio y actuemos.
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