jueves, 22 de octubre de 2015

Carta de Abraham Lincoln al profesor de su hijo


Lincoln fue el décimo sexto presidente de los Estados Unidos. Un acérrimo opositor de la expansión de la esclavitud, vivió una intensa carrera política, que le distanciaron muchas veces de sus cuatro hijos y de su vida familiar.

En una carta al profesor de su hijo mayor, Lincoln deja evidencia de la enorme responsabilidad que puso en manos del educador; aunque sin duda se trata de una visión amplia de la formación moral y ética para el fortalecimiento de la personalidad y el liderazgo.

A continuación, la carta:

Estimado profesor:

Mi hijo tiene que aprender que no todos los hijos son justos, no todos son verdaderos, pero por favor decirle que para cada villano hay un héroe, que para cada egoísta también hay un líder dedicado.

Ensénele que para cada enemigo, allí también habrá un amigo. Enséñele que es mejor obtener una moneda ganada con el sudor de su frente que una moneda robada. Ensénele a perder, pero también para aprender a disfrutar de la victoria; háblele de la envidia y sáquelo de ella. Dele a conocer la profunda alegría de la sonrisa silenciosa, y a maravillarse con los libros, pero deje que él también aprenda con el cielo, las flores en el campo, la montaña y los valles.

En las bromas con amigos, explíquele que más vale una derrota honrosa que una victoria vergonzosa.

Enséñele a creer en sí mismo, incluso si está solo frente a todo el mundo. Ensénele a ser suave con los gentiles y ser duro con los duros. Enséñele a nuca entrar en un tren sólo porque otros entran. Enséñele a escuchar a todos, pero en la hora de la verdad, decidir solo. Enséñele a reír cuando esté triste y explíquele que a veces los hombres también lloran.

Enséñele a ignorar a las multitudes que claman sangre y a luchar solo contra el mundo si piensa que es justo. Trátelo bien, pero no lo mime ya que solo en la prueba de fuego se sabe que el acero es real. Déjelo tener el coraje de ser impaciente y a tener coraje con la paciencia. Transmítale una fe sublime al creador y fe también en sí mismo, porque sólo entonces puede tener fe en los hombres.

Sé que le pido mucho, pero vea lo que puede hacer, querido profesor.

Abraham Lincoln (1830)

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