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jueves, 28 de mayo de 2015

La mayor utopía


     Muchas veces me he preguntado, qué tan importante puede ser la utopía en el ejercicio de la profesión docente. Para un refinado intelectual de la corriente del  pragmatismo, la respuesta será muy simple: ninguna. Para los desbordados académicos fundamentalistas: sólo retórica.

     Gracias al cielo nunca falta un poeta; un vendedor de sueños, como el del relato de Cury; o un niño entre 2 y 98 años de edad, que sabe interpretar claramente, y sin esfuerzo, el dibujo de Antoine de Saint al comienzo de su obra El Principito, para quien la respuesta puede ser más estrepitosamente trascendental: La utopía es el principio que potencia la Verdadera Educación.

     Quizás porque no deja de gustarme el Principito; tal vez sea porque me cansé de sentirme un “programado” del sistema, o probablemente porque Martin Luther King logró influenciar mis cosmovisiones y paradigmas con su célebre discurso “I have a dream” (Tengo un Sueño), lo cierto es que hoy me uno a esta cruzada por la utopía, no para vivir de fantasías inalcanzables y escapar de lo absurdo de esta realidad que atenta contra la esencia del ser humano, sino para asumir el compromiso de vivir plenamente con los pies sobre una estrella, y no conformarme con lo cotidianamente circunstancial.

     Tal vez sea una osadía de mi parte, pero me sigo atreviendo, como Luther King, a soñar. Y sueño que soy una parte pequeña, pero útil y necesaria, para consolidar una institución donde aprender sea una actividad constante, tanto de alumnos como de profesores. Un centro educativo que sea capaz de romper las obsoletas, vetustas, anacrónica, descontextualizadas y ya caducas,  estructuras de poder que discriminan entre el directivo y el docente, entre el docente y el obrero; entre alumnos “buenos” y alumnos “malos”; donde nuestro trato con el compañero de trabajo sea espontaneo, transparente, sin trampas y sin los empinados pedestales de papel de nuestros currículos; o peor aún, los dígitos de las cuentas bancarias.

     Perdonen que me exceda, pero sueño que el liceo se convierte en un verdadero emporio del conocimiento donde cada día entendemos más, y mejor, que la mayor escala de la sabiduría es saber con humildad.

     Veo una institución donde el respeto, el buen trato, la comunicación asertiva y la sana convivencia, no solo se pregonan en las carteleras y en los trípticos, sino que se leen en las actitudes de quienes hacemos parte de la comunidad educativa, o dicho de manera más utópica: de esta familia Luberista.

     Sin embargo, debo confesar que mi mayor utopía es lograr soñar en equipo; soñar en colectivo, soñar que juntos podemos alcanzar nuestros sueños.

Prof. Edgar Barrios

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Esta institución, nacida del corazón de esta comunidad de San Jacinto, vio sus primeras luces de la mano de aquel grupo de pioneros docentes y de estudiantes que hoy son parte de una generación que ha construido el país, permitiendo que aquel pequeño pulso de hombres y mujeres progresivamente fuese creciendo para conformarse como una de las instituciones que acogen un número significativo de estudiantes de las distintas partes de la zona en la que se ubica.

Han sido años muy importantes, las generaciones pasadas han logrado al menos transitar en dos o tres oportunidades con nuevos hijos de esta nación, la cuna del aprendizaje les llevo de la mano hasta cruzar la meta deseada e iniciar la gesta en una forma que no cansa.

El corazón de los docentes de hoy, viven embargados en sus corazones del mejor afecto presente y de quienes ya pasaron, así mismo, los docentes que partieron al otro lado del camino, son recordados con afecto por esa labor imborrable que demarcaron sus vidas.

Si bien, esta institución ha transitado por momentos complejos en función a hechos violentos que siempre son lamentables, la realidad es que el balance permite determinar que nuestros éxitos han sido mayores que nuestros errores, es posible que no todos sepan de nuestras glorias, pero hemos sido determinantes en espacios donde pocos han logrado.

Nuestros estudiantes y docentes han sido distinguidos en diversas oportunidades por alcanzar metas que otras instituciones escasamente han conocido, de las manos de estos hijos han salido las obras del trabajo coordinado. Las glorias del éxito han sido llevadas hasta más allá de las fronteras del país.

Sirva esta ventana digital para mostrar al mundo, que somos una comunidad de docentes, estudiantes, personal administrativo, de mantenimiento, directivos y demás quienes todos los días arreamos el sol para iluminar nuestros esfuerzos.