El Egoísta
En cierta ocasión, el ministro
encargado de cobrar los impuestos fue a lavarse los pies a la orilla de un
estanque y, por descuido, cayó al agua.
De inmediato, acudió un grupo de personas que, queriendo ayudar
al ministro, le decían:
-¡Deme su mano!
Sin embargo, y aunque se
estaba ahogando, el ministro no alargaba la
mano.
En ese momento pasó por allí
Afanti y, tras observar lo que ocurría, se
acercó también al estanque y gritó:
-¡Excelencia, tome mi mano!
Al instante, el ministro se
aferró a la mano de Afanti y salió del estanque.
Como todos los presentes se mostraron asombrados, Afanti explicó:
-El Ministro encargado de
cobrar los impuestos no sabe el significado de la
palabra “dar”, pues él sólo se dedica a “tomar” y “recibir”.
(Cuento popular de la China)
Muchos de nosotros nos parecemos demasiado al ministro del cuento:
Siempre estamos esperando que
nos den, pero somos incapaces de dar, de darnos. La cultura petrolera nos
acostumbró a esperar que nos paguen bien, sin poner como contrapartida
nuestro esfuerzo y productividad. Estamos convencidos de que Venezuela es
un país inmensamente rico y que tenemos derecho a una buena vida
simplemente por ser venezolanos. El creer que somos ricos nos impide salir
de nuestra pobreza. Cuántos trabajadores, empleados y profesionales se
la pasan quejándose de sus sueldos pero nunca analizan su rendimiento.
Los genuinos educadores
debemos vivenciar en nuestra práctica y por ello enseñar a los alumnos el
don de la responsabilidad, de la entrega y del servicio.
Escuelas y liceos deben ser
ambientes donde se practica, se vive y por ello se aprende, la generosidad
y la solidaridad. En vez de estar siempre pidiendo y esperando que nos
den, plantearnos más bien qué vamos a dar nosotros: qué vamos a darle a Venezuela,
a la escuela, a la familia, a los compañeros.
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