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jueves, 4 de junio de 2015

Educar con el ejemplo: la única forma de educar


 
     Hace poco leí una frase de Albert Einstein con la que estoy de acuerdo: “educar con el ejemplo no es una manera de educar, es la única”. Y es que ser consecuentes y coherentes con los principios que decimos a través de la palabra es fundamental para dejar huellas.

     El ejemplo que damos con nuestra conducta, con nuestro comportamiento, con nuestras actitudes, con nuestro pesimismo u optimismo, con nuestra manera de ver y estar en la vida, tiene mucha más influencia en quien nos oye y ve que los propios consejos que podamos dar.

     De nada sirve decirle, por ejemplo, a nuestros hijos o estudiantes que deben ser sinceros si nos ven mentir con frecuencia; de nada sirve decirles que deben pensar en los demás si jamás nos ven preocuparnos por los otros o hablando mal del prójimo. Por eso creo que el prójimo contribuye a sacar la mejor versión de nosotros mismos, ya que uno tiende a querer crecer y ser mejor cada día para que ellos también lo sean.

En estos tiempos tan convulsionados en los que la falta de honestidad, de ética y de moral en nuestra sociedad están a la orden del día me viene a la mente una historia bastante ilustrativa que leí de Ángel María Herrera, socio fundador de Bubok, la plataforma líder de auto publicación de libros:

     Estaba un padre con su hijo haciendo cola para entrar al teatro. Cuando llegó su turno, el padre le preguntó a la señora que estaba en la taquilla a partir de qué edad los niños debía pagar. La señora contestó que a partir de los 8 años. El padre sin dudarlo un momento contestó: “Pues deme dos entradas que mi hijo cumplió ayer los 8 años”. La señora le entregó las entradas, pero antes que se fuera, le dijo: “Me extraña mucho que me dijera que su hijo tiene 8 años, si me dice que tiene 7 años no me habría dado cuenta”, el padre respondió: “Usted no se hubiera dado cuenta, pero mi hijo sí”.

Si queremos cambiar las cosas que NO nos gustan, no hay mejor manera que hacerla que a través del ejemplo y la educación.

 

Jorge Iglesias

 

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Esta institución, nacida del corazón de esta comunidad de San Jacinto, vio sus primeras luces de la mano de aquel grupo de pioneros docentes y de estudiantes que hoy son parte de una generación que ha construido el país, permitiendo que aquel pequeño pulso de hombres y mujeres progresivamente fuese creciendo para conformarse como una de las instituciones que acogen un número significativo de estudiantes de las distintas partes de la zona en la que se ubica.

Han sido años muy importantes, las generaciones pasadas han logrado al menos transitar en dos o tres oportunidades con nuevos hijos de esta nación, la cuna del aprendizaje les llevo de la mano hasta cruzar la meta deseada e iniciar la gesta en una forma que no cansa.

El corazón de los docentes de hoy, viven embargados en sus corazones del mejor afecto presente y de quienes ya pasaron, así mismo, los docentes que partieron al otro lado del camino, son recordados con afecto por esa labor imborrable que demarcaron sus vidas.

Si bien, esta institución ha transitado por momentos complejos en función a hechos violentos que siempre son lamentables, la realidad es que el balance permite determinar que nuestros éxitos han sido mayores que nuestros errores, es posible que no todos sepan de nuestras glorias, pero hemos sido determinantes en espacios donde pocos han logrado.

Nuestros estudiantes y docentes han sido distinguidos en diversas oportunidades por alcanzar metas que otras instituciones escasamente han conocido, de las manos de estos hijos han salido las obras del trabajo coordinado. Las glorias del éxito han sido llevadas hasta más allá de las fronteras del país.

Sirva esta ventana digital para mostrar al mundo, que somos una comunidad de docentes, estudiantes, personal administrativo, de mantenimiento, directivos y demás quienes todos los días arreamos el sol para iluminar nuestros esfuerzos.